Dibujos de Mandalas para Colorear, Relajarse y Meditar

El hombre se ve rodeado de múltiples objetos, todo es una relación entre sujeto y lo circundante y, sin embargo, siempre significa una y otra vez eso que tiene en frente (e incluso, a sí mismo). El mejor ejemplo nos los dan los mandalas, círculos sagrados perfectamente mistéricos y profundos del credo budistas, con funciones muy precisas; pero que llegados a Occidente pueden fungir de entretención, de aprendizaje, estética e incluso modo de relajación. A continuación nos centraremos precisamente en esa última alternativa, por eso te presentamos dibujos de mandalas para colorear, relajarse y meditar. Una buena oportunidad para empaparte en tamaña fisolofía y extraer algún rédito.

Imágenes con mandalas para colorear

 

Seguramente el lector se preguntará cómo colorear un mandala. En esta instancia podemos especular con los gustos personales y hacer lo que sentimos. De hecho, la confección de un mandala, más allá de ciertas prescripciones, tiene mucho de libertad, de dejar fluir como un río porque justamente lo que se busca es la relajación. Sin embargo, se puede apelar a ciertas tonalidades fundamentadas por este tipo de creencias. Por ejemplo, el negro es un color negativo, que da cuenta de la muerte y la tristeza, por eso lo mejor es nunca usarlo para ningún diseño; el rojo es amor y pasión, muy recomendable para emplazar en un dormitorio de una pareja; el naranja es ambición y optimismo, cualidades que en su justa medida nunca vienen mal poseer; el verde es la esperanza, la curación y todo lo relacionado con un vitalismo puro; el azul es la calma y la paz, sensacionales colores para buscar la parsimonia mencionada; rosa es amor y amistad; violeta imaginación y hasta espiritualidad en un sentido mágico (que no quiere decir fantasioso, claro está).

Por otra parte, podemos decir que las formas también significan cosas, así que si bien no lo construyes por ti mismo, puedes escoger mandalas, querido lector, que estén de acuerdo a tus ideas. La estrella es libertad y espiritualidad; los espirales traducen energías curativas; los pentágonos son simbología de la tierra, el fuego y el agua; el corazón es el amor y en sentido lato la unión; las mariposas representan la transformación, la muerte y el volver a nacer; el laberinto es confusión, crisis, que muchas veces se relaciona con la reflexión propia, con el fijarse dónde estamos parados o buscar una brújula (no es algo negativo, aunque la cultura occidental vea toda crisis de esa manera); un círculo puede ser lejanía y también lo absoluto y la seguridad (recordar que es la representación por antonomasia de la perfección para múltiples civilizaciones) y el cuadrado equilibrio y armonía. Podríamos seguir, aunque no hay necesidad de abrumar, ya que simplemente se da algunas herramientas para que a la hora de llevar a cabo tu mandala, querido lector, sepas qué quiere decir. Lo repetimos: no es indispensable seguir esas premisas.

 

Los mandalas son círculos sagrados, de hecho su terminología exacta en sánscrito en esa. Hablamos de representaciones más o menos libres del universo, es decir, de la conexión íntima que tiene el ser humano con la realidad y, más en lo amplio, el cosmos entero. Su construcción, hecha con esmero y diferentes arenillas de colores, lleva muchos días y tienen funcionalidades muy precisas, por ejemplos, entre monjes tibetatos.

Más allá de eso, la relajación no es un motivo que escape a los orígenes de este arte y se puede decir, asimismo, que ha llegado hasta nosotros. Hoy en día se observan por todas partes los mandalas tanto como objetos estéticos o de decoración, depuradores de energías y también sanadores o curadores de almas. En rigor de verdad, todo está sostenido en una filosofía que cree en cuestiones que escapan a lo físico, a tendencias o energías que no son tangibles quizás con la simple visión, pero tienen una fuerte incidencia en el mundo.

¿Cómo relajarte con un mandala? Hay que anunciar que la tarea de relajamiento solo se produce si el mismo dibujo invita a la libertad. Con esto queremos decir que si te pones a esgrimir una obra sumamente difícil, en la que el modelo final debe ser de determinada forma, seguramente te genere estrés o todo lo contrario a la tranquilidad. Por ese motivo aquí te dejamos los diseños ya preparados (más o menos abstrusos) con los cuales te puedes divertir coloreando.

Está comprobado hasta científicamente que una labor sin mucha presión, que invite a la diversión, puede relajar al ser humano de inmediato, incluso realizar unos simples garabatos. Olvidar problemas por un tiempo, sentirse que el devenir de las horas es tu propiedad y que se puede disfrutar en toda su extensión o dar rienda suelta a la solución de cualquier entuerto porque ya, en definitiva, el sosiego poseyó nuestro ser.

¿Por qué pintar un mandala? En rigor de verdad, este arte llegó hace tiempo y parece que se quedará para siempre. Hay estudios que comprueban que ayudan a los niños en la concentración, la fijación en una tarea específica, lo cual puede ser un sustento para otras tareas, tal vez menos amenas para los párvulos en específico. En cuanto a los adultos, son muchas las funcionalidades del mandala. A continuación detallaremos algunas:

  • A veces es necesario descansar la mente, poner un hiato entre la reflexión y la constante responsabilidad. En ese sentido, confeccionar un mandala sirve para relajar la mente y el cuerpo.
  • Como los mandalas a veces pueden tener una gran complejidad, es posible que esa tesitura se preste a la utilización de múltiples tonalidades. En ese fluir del pintar no solo nos sosegaremos, sino que incluso conoceremos nuestras emociones, las cosas que suceden por dentro del propio ser.
  • Hay mandalas que pueden llevarte un día colorear o varios. En ese sentido, le darás una permanencia a tu reflexión junto a tus estados de ánimo y emociones. El mandala se expresará de modo diferente porque tú cambias con el transcurso de las horas y quizás hasta aprendas a percibir tal situación en el diseño.
  • La sanación es otra gran funcionalidad de estos diseños. Sanar no quiere decir modificar el ser de una manera absoluta, pero sí comenzar a ver ciertos hechos o realidades perniciosas desde otra óptica, alivianar culpabilidades del pasado o comprender que los problemas no tienen que superar la justa medida (el tope es la salud).
  • En un sentido poco espiritual o algo vulgar, con los mandalas mejorarás tu concentración y hasta la motricidad fina.

La vida nos llena de problemas, entuertos, realidades en las que tenemos que encontrar soluciones con cierta premura. Quizás no se pueda tener en Occidente una vida de un monje tibetano, pero sí colaborar para que sea lo más apacible posible. Es decir, es responsabilidad del propio individuo encontrar las herramientas justas para que su existir tenga una mejor calidad. En ese sentido, los mandalas aportan parsimonia, tiempo con uno mismo, escuchas atentas que eclosionan en el dibujar disperso, concentración, felicidad, agrado estético y limpieza energética (si es que crees en tal visión o filosofía).

Colorear ayuda en todo eso, por eso esperamos, querido lector, que el posteo sea de tu agrado y que sirva de algún modo para crear momentos lindos en la vida, aunque no sean tan importantes.

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